Fuente: Excelsior, Opinión, Raúl Contreras Bustamante
Las estadísticas internacionales indican que, en 2022, México ocupó el quinto lugar en obesidad en el mundo y se espera que para 2030 el 36.8% de la población adulta mexicana padezca este trastorno, es decir, más de 35 millones de personas. La obesidad se ha convertido en una de las peores epidemias no contagiosas en la historia de la humanidad. Durante la pandemia de covid-19, las personas con obesidad tuvieron más probabilidades de ser hospitalizadas, necesitar respiradores, y en consecuencia, morir por esa causa. Es de tal gravedad el asunto, que en 2016, el Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades de la Secretaría de Salud emitió una Declaratoria de Emergencia Epidemiológica para atender los casos de obesidad y diabetes que se presentan en nuestro país. Dicha declaratoria fue ratificada en 2018. Una declaratoria de esta naturaleza, es el acto mediante el cual la Secretaría de Salud reconoce que el país se encuentra ante la inminencia o la presencia —como es el caso— de una emergencia sanitaria que se ha llegado a considerar que constituye ya un problema de seguridad nacional, porque de no tomarse las medidas necesarias para poder prevenirla y combatirla puede llegar a colapsar al sistema nacional de salud.