Fuente: Silla rota, Opinión, Jorge Faljo
La idea de que la humanidad tendrá que enfrentar otra pandemia es una muy seria preocupación para las más importantes organizaciones sanitarias del planeta, para la comunidad científica y los gobiernos. No se sabe cuándo y de qué modo surgirá otra, puede ocurrir en meses o años, pero el consenso afirma que es inevitable. En las últimas semanas tal preocupación ha subido de tono y uno de los motivos tiene que ver con México. El 5 de junio la Organización Mundial de la Salud (OMS), emitió el reporte de un caso de un hombre de 59 años, del Estado de México que murió el 24 de abril pasado con el virus de influenza aviar A(K5N2). Tal noticia alcanzó notoriedad mundial porque es el primer caso de una muerte con esa particular mutación que ha sido confirmada con estudios de laboratorio. La información de que murió con tal infección fue notificada a la Organización Panamericana de la Salud el 23 de mayo de 2024. Un segundo reporte de la OMS, del 14 de junio, señaló que un grupo de nacional de expertos determinó que el paciente murió debido a complicaciones de los varios padecimientos que presentaba con anterioridad. Es decir que falleció con el virus, pero no debido al virus.