Fuente: Heraldo de México, Opinión, Darío Celis
EN UN INTENTO por estructurar un sistema de salud como el de Dinamarca, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador abortó la misión de sustituir a los proveedores identificados con el periodo neoliberal. Dimesa, PISA, Grupo Falcón, Centrum, Baxter, etcétera, los señalados por el dedo flamígero del Presidente y hasta inhabilitados, volvieron con contratos millonarios y adjudicaciones directas. En ese escenario se encuentra la firma de servicios médicos integrados Vitalmex, de Jaime Cervantes, que igualmente superó una investigación y multa por prácticas anticompetitivas. El pasado 28 de abril, el ISSSTE, que maneja Pedro Zenteno, le adjudicó un negocio por la friolera de 2 mil 700 millones de pesos para proveer servicios integrales de cirugía cardiovascular y hemodinamia. El ISSSTE justificó la adjudicación directa por los altos costos que pudo ocasionar la sustitución del proveedor, una postura opuesta a la mostrada por Almendra Ortiz, la verdadera mandona de las compras. Se recuerda, por ejemplo, el caso de los servicios de rayos X y endoscopía, en el que la funcionaria se aferró a sacar a Tesi de México para colocar a la polémica IMedic, hoy en día inhabilitada por el gobierno.