Fuente: Reforma, Opinión, Francisco Moreno Sánchez
Recientemente se han publicado varios artículos científicos en donde se resalta la importancia de conocer cuál fue el verdadero origen del SARS-CoV-2. Hay quien dice ¿ya para qué? La realidad es que conocer el origen de la mayor pandemia en lo que va de este siglo es de gran importancia para poder prevenir futuras emergencias como esta que ha costado la vida de 20 millones de seres humanos en 3 años. Existen dos posibles escenarios. El primero es que el virus se haya originado de forma natural, como resultado del contagio a un ser humano por un animal infectado. A esto se le llama zoonosis y ha sido el origen de múltiples enfermedades infecciosas. El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), por ejemplo, tuvo su origen en la transmisión de un tipo de chimpancé (troglodytes) del África Central alrededor de 1930. Incluso los dos brotes de los coronavirus más cercanos al Covid-19, el SARS del 2002 y el MERS del 2012, se originaron por el contagio de una variedad de gato en Guangdong, China, el primero, y del contacto con un camello en el Medio Oriente en el segundo. Ambos fueron ocasionados por la infección previa de estos animales por un murciélago.