Fuente: Heraldo de México, Opinión, Francisco Javier Acuña
La salud como derecho es un bien impredecible, aleatorio, volátil, escurridizo; pero debe haber elementos científicos para su protección efectiva y, para en su caso, hacer posible la defensa de las víctimas de una omisión médica directa e indirecta. El Estado debe asegurar que en su espacio exista la factibilidad para que haya un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado para las enfermedades y un esquema funcional para la atención de las emergencias médicas por causas naturales o por algún incidente o accidente que pongan en peligro la vida de cualquiera. Apenas comenzamos a dimensionar los efectos colaterales de la pandemia por covid19 (2020-2022). La tragedia tuvo causas eminentemente científicas y efectos destructivos de muy diversa índole. ¿Quién o quiénes no hicieron lo indicado? ¿Quién o quiénes mintieron? ¿Eso es intrascendente? O simplemente ¿borrón y cuenta nueva? Cabe establecer responsabilidades por aquello que pudiendo evitarse no se hizo por conveniencia inmediata o política.