Fuente: Sol de México, Opinión, Miguel Ángel Sosa
¿Qué es lo que aprendimos de la pandemia de Covid-19? Acaso, ¿ésta cambió algo la forma en que ahora vemos nuestras vidas? La pregunta anterior, aunque obvia, es un llamado a la reflexión sobre lo que cada uno, en el ámbito personal, ha modificado para bien en su día a día. Saberse vulnerables ante un enemigo silencioso e invisible impactó no solo en la salud física de las personas sino en la mental. Al respecto, son incontables los dolorosos relatos que mermaron el ánimo del mundo entero, al igual que las anécdotas de sobrevivencia, aplomo y determinación para salir adelante. Sin embargo, con el tiempo de por medio, qué tanto hemos olvidado lo que significó el haber podido seguir con nuestras vidas. Desgraciadamente, las lecciones de un evento tan determinante como lo fue el coronavirus se desvanecen y olvidan. Para los que vivimos en carne propia los síntomas de la enfermedad, queda claro que el miedo era un compañero constante. Recordar lo que sentimos y pensamos durante los días en los que el virus se hospedó en nuestro ser, debiera ser impulso suficiente para corregir y replantearnos algunas cosas.