Fuente: Notipress, Noticias, Francisco Vicario
La lucha contra la obesidad y la diabetes se ha intensificado en años recientes debido al creciente número de personas afectadas por estas condiciones. Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor de 2 mil 500 millones de adultos en el mundo tienen sobrepeso, de los cuales 890 millones padecen obesidad. Además, 422 millones de personas viven con diabetes, y 1.5 millones mueren anualmente como consecuencia directa de esta enfermedad. Estos datos subrayan la necesidad de un abordaje terapéutico integral y multidisciplinario. En este contexto, la semaglutida emerge como un avance prometedor en el tratamiento de la obesidad y de la diabetes. Este medicamento, conocido comercialmente como Ozempic y Wegovy, ha revolucionado el panorama terapéutico al demostrar resultados significativos en la pérdida de peso y el control glucémico. Por lo cual, especialistas advierten de efectos secundarios sobre el uso de fármacos para bajar de peso. De esta forma, la semaglutida es un agonista de los receptores del péptido-1 similar al glucagón (GLP-1), una hormona que se libera tras la ingesta de alimentos. Este compuesto activo imita la función del GLP-1, estimulando la secreción de insulina y reduciendo la de glucagón, lo cual ayuda a controlar los niveles de glucosa en sangre. Además, la semaglutida contribuye a la sensación de saciedad, lo que resulta en una reducción de la ingesta calórica y, en consecuencia, en la pérdida de peso.