Fuente: Upress, Noticias
A partir del 7 de mayo del presente año, la Unión Europea cesó la comercialización de la vacuna Vaxzevria contra COVID-19, de la farmacéutica AstraZeneca, después de que durante la pandemia se administrarán más de 3,000 millones de dosis en todo el mundo (1). La farmacéutica argumentó el retiro de su vacuna en función de que hoy en día existen otras que incluyen protección contra las nuevas variantes del SARS-CoV-2. La salida de la vacuna del mercado coincide con el reconocimiento de AstraZeneca ante el Tribunal Superior del Reino Unido, de que la vacuna puede causar trombosis como efecto adverso. Estos hechos derivan de la demanda judicial colectiva presentada por 51 individuos ante el tribunal, quienes afirman haber sufrido efectos adversos graves posteriores a la administración de la vacuna, entre ellos el más destacado la trombosis con trombocitopenia (TTS) (2). La TTS se caracteriza por trombosis, únicas o múltiples, que afectan principalmente a las venas y, de manera menos frecuente, a las arterias de pequeño y mediano calibre en localizaciones inusuales como el bazo y el cerebro. Este efecto es debido a la presencia de anticuerpos anti-factor plaquetario 4 (anti PF4), los cuales causan agregación plaquetaria dando la clínica característica de micro y macro trombosis, además de un recuento bajo de plaquetas capaz de causar hemorragias en grados severos (3).